MEDITACIÓN PARA HONRAR A NUESTROS ANCESTROS Y CORTAR LOS LAZOS QUE NOS LIMITAN

Nuestros ancestros componen nuestro ADN y son parte de nosotros, es obvio que no los hemos elegido y en cambio su influencia en nosotros es determinante, una influencia a todos los niveles. Es muy importante darnos cuenta de que yo no soy cómo mis antepasados, solo vengo a través de ellos, yo soy un nuevo ser, único y responsable de mi vida y no puedo estar predeterminado a los anhelos o deseos de mis ancestros. Yo no debería de tener la obligación de continuar nada de lo que ellos comenzaron, yo soy nuevo y decido por mí.

No me corresponde hacerme cargo de la vida de ellos y de lo que no pudieron conseguir, eso que esperaban de mí, y no he podido conseguir, incluso cuando ni siquiera habían nacido mis propios padres, lo que he de hacer por ellos, por lo que esperaban de mí, sin ser en realidad mi propósito. Eso que hemos heredado, en ocasiones, lo anclamos en nosotros y lo pasamos a nuestros hijos, justificando mi propia  existencia y mi vida en ellos: “ lo he hecho todo por ti, y así me lo pagas”, “yo solo vivo por ti”, “yo no tengo propósito, mi propósito eres tú”, volcamos nuestras vidas en nuestros hijos dedicándonos a ellos, “yo vivo por y para ti” esos actos que parecen de amor incondicional son todo lo contrario, son actos de egoísmo supremo, ya que yo no sé qué hacer con mi vida y me rindo y cargo todo el peso en ti, en mis hijos, y así, mi vida adquiere algún sentido, aunque ese sentido sea ilusorio y tóxico. Nuestros hijos perciben esto como una carga llena de culpa, sienten constantemente que no son lo suficientemente buenos, y que han defraudado a sus padres, es una carga pesada donde siempre se sentirán en deuda, una mochila que llevar cargada de culpabilidad y de frustración personal que en ocasiones deriva en trastornos de personalidad e incluso dolor físico.

 

Esta meditación está en el camino de honrar con respeto y de cortar lazos con mis ancestros para poder vivir sin lastres que no me pertenecen y rompo la línea de mis antepasados que está unida a mí con la acción de seguir un propósito que no es mío  y no me pertenece; enfermedades, maltrato, discapacidades, negocios sucios que no encajan conmigo, manías, tendencias y sucesos traumáticos que pasan de generación en generación, yo digo: BASTA YA, yo no soy responsable y corto en mi ese lazo, también en mis descendientes, hijos y nietos para que ellos no tengan que continuar al servicio absurdo de ancestros en tiempos pasados que no tienen nada que ver con estos tiempos nuevos de una nueva humanidad más tolerante y amorosa.

Ser conscientes de mi herencia  epigenética  y que todo lo que cargo podría no ser todo de mi propia cosecha, puedo liberarme y liberar a mis ancestros devolviéndoles aquello que no me pertenece poniendo orden en mi sistema familiar  y así  poder transitar por la vida con más ligereza.

 

 

MEDITACIÓN:
Puedes escoger cualquier día para realizar esta meditación, incluso realizarlo durante varios días, por ejemplo, 21 días seguidos hasta quedarte completamente tranquilo de haber honrado y cortado los lazos.

En esta meditación, como excepción, podemos utilizar si queremos una vela blanca, como símbolo de la vida, encendiéndola como ofrenda a tus antepasados.

Adoptamos una postura cómoda, con la espalda recta, y tras habernos centrado unos minutos en la respiración en el vientre (como ya sabéis hacer), inspiraremos tres veces de forma profunda y completa, exhalando por la boca, un suspiro que nos centrará en este instante presente. Inmediatamente volveremos a una respiración suave y tranquila, como si fuera una respiración de sueño, o como cuando éramos bebes y nuestro cuerpo respiraba por si solo. 

Pondremos delante de nosotros, por medio de la imaginación, a nuestro antepasado elegido. Puede ser alguien quien partió recientemente y tengamos todavía presente en nuestros sentimientos, o alguno de nuestros progenitores que aun estén vivos, ya que esto actúa como una forma de recapitulación de la biografía personal,  pudiendo elegir si es la primera vez. Por lo que, si no hay algún caso en especial que haya que tratar, colocaremos en primer lugar a nuestra madre o nuestro padre. 

Situaremos al familiar elegido delante nuestro como si estuviera meditando frente a nosotros, como una pantalla mental donde observo todo lo que ocurre sin hacer juicio alguno, y, con una sonrisa interna, recordaremos buenos momentos con este familiar en los que disfrutaste de su compañía. Elige un momento favorito o una sensación que te trasmitía su persona y siente como te llega la información de que está bien, tranquilo, en paz y amor. 

A continuación, estaremos un tiempo permitiendo que lleguen los momentos no tan agradables, cuentas pendientes con este ancestro, situaciones complicadas o de conflicto personal con él, u otras escenas de su vida y la relación con este familiar. Simplemente somos testigos ecuánimes de lo que sentimos, pensamos, visualizamos… Siempre manteniéndonos pendientes de la respiración y la sensación en la puntita de la nariz, sin reproches, ni juicios, sin querer resolver nada, simplemente respiro, acepto y acojo en mi corazón. 

Después de un tiempo en quietud y silencio, observando todo lo que ocurre, comenzamos el cierre hablándole mentalmente, con tus propias palabras, dándole las gracias por estar en tu vida durante un tiempo, y diciéndole que honras su presencia con amor, que descanse, y que los dos podamos ser libres, tú y yo, para seguir adelante en mi vida sin lastres… adiós, adiós, adiós, gracias, gracias, gracias, y volvemos a imaginar como al principio, que nuestro familiar esta tranquilo, feliz, con una sonrisa muy agradable, lo percibimos mejor que antes, más ligero y luminoso.

Este esquema podemos hacerlo con todos los familiares que queramos, con todos aquellos que hayan pasado por nuestras vidas, repartiéndolos en varias meditaciones, como a cada uno le convenga o le fluya personalmente. Este trabajo se suele comenzar con mamá y después con papá, ya que en nuestra biografía son las personas más importantes. 

Siempre, al final de cada meditación, dedicaremos unos minutos a cortar los lazos con todos los ancestros conocidos y no conocidos o que no recordamos.

En esta segunda parte del trabajo, el proceso comienza imaginándonos que detrás de mí está mi padre, quien pone su mano sobre mi hombro derecho y, posteriormente, es mi madre la que hace lo mismo, colocando su mano en mi hombro izquierdo. Podemos sentir la fuerza real que recibimos de mi padre y de mi madre, una fuerza de empuje vital muy especial. 

A su vez, recreamos que, de nuevo, detrás de mi padre está su padre y su madre. Nuestros abuelos paternos hacen los mismo colocando sus manos en sus respectivos hombros, y lo mismo con el linaje materno. Mientras, yo siento cada vez más energía y más fuerza. El ciclo sigue con mis bisabuelos, tatarabuelos, etc., paternos y maternos que repiten el mismo procedimiento, imaginándolos como siluetas. Los posicionamos todos juntos detrás de nosotros, como en un gran triángulo, lleno de siluetas de personas que no hemos conocido, y que representan nuestro linaje. 

Es hora de darnos la vuelta y mirarlos de frente. Nos imaginamos que nos giramos para mirar atrás, y vemos como están nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, y así, cada vez se hace más y más grande ese triángulo de personas anónimas que han influido en mí. Yo soy parte de ello, pero no soy ellos, YO SOY LO QUE YO SOY.

Tantos actos de amor y de unión de tantas almas, y tantas sincronicidades en el pasado para que yo exista en este instante, es como un milagro.

Mentalmente les digo qué les honro por sus vidas y que les agradezco su asistencia, “gracias por la vida”. Les pido con amor que suelten sus lazos sobre mí, y cualquier herencia de anhelos, deseos, enfermedades u otra adherencia que deba ser soltada. Estas herencias se sienten como filamentos que vienen hacia mí desde mis ancestros y que puedo sentir pegadas a mi pecho, a mi vientre o a cualquier parte de mi cuerpo, incluso puedo sentir una sensación extraña o  un pequeño dolor en algunas zonas donde se adhieren estos filamentos o ventosas, e
imagino que mis brazos son espadas de fuego como la de San Miguel Arcángel, que son capaces de cortar cualquier filamento por muy fuerte y duro que sea. Cuando me sienta preparado, mientras inspiramos, con decisión, levantaré los brazos cruzados por delante de mi. A continuación, mientras exhalamos, descenderemos los brazos, haciendo que las espadas de mis brazos corten cualquier filamento o adherencia sobre mí y de mis ancestros.

Me imagino cómo van cayendo los filamentos que salen de mí, mientras las heridas se sanan, como si el fuego de las espadas al cortar, cauterizaran las heridas que quedan en ellos y que quedan en mí. 

Termino la meditación con un gesto de honra inclinando mi cabeza, dando las gracias y diciendo que yo soy el responsable de mi vida y nadie más, que les libero y me libero de cualquier herencia epigenética. Nos estremecemos en agradecimiento mientras nos giramos mentalmente de nuevo para mirar al futuro de frente, la vida maravillosa delante nuestra, como una luz que nos guía en el camino con confianza y esperanza renovada. Terminamos la meditación con unos minutos de silencio interno en presencia plena, abriendo los ojos y mirando cómo la llama de la vela arde brillante he intensa como la vida misma.

© Ray Gilabert

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