Sea este un artículo sencillo, dirigido a principiantes, que conviene recordar de vez en cuando.
Y es que cuántas veces interactuando en sociedad, las personas hemos sentido la tensión inconsciente de preguntarnos cosas como: ¿Qué pensará de mí? ¿Soy adecuado/a para el/ella? ¿Me están integrando en el grupo? ¿Estoy siendo convincente? ¿Les estoy gustando? Y otras preguntas similares. Y es que preguntas de este tipo llevan a la profunda decepción que sufre quien no puede ser uno mismo, confiando en que será amado.
Se nos olvida la importancia de relacionarnos, interesándonos por las personas de manera auténtica y genuina. De ser conscientes de la realidad mientras interactuamos en ella.
Como cambio útil a realizar… Si en vez de enfocarnos en nosotros mismos, podemos poner la atención en aquellos con quienes nos relacionamos, atendiendo al lenguaje corporal, al tono de voz de la/s persona/s con las que interactuamos, etc. haciéndonos preguntas como: ¿Qué me gusta de el/ella/ellos? ¿Qué intereses tiene/n? ¿Qué cosas son importantes para el/ella/ellos? Etc. Veremos como de pronto nos relajamos y empezamos a disfrutar de las relaciones de una manera auténtica y genuina. Igualmente, notaremos cómo las personas se van a sentir valorados/as en nuestra presencia, sin que tengamos que hacer esfuerzos, sin que hagamos nada más que prestarles atención, debido a nuestro genuino interés por la vida (en sentido amplio).
Se trata de aprender a mirar la realidad y a relacionarse directamente con ella, aprendiendo de lo que ocurra. Meditar sobre la realidad, implica poner nuestros recursos en ella, para empezar.