El Maestro de nuestra tradición, Jesús, no murió por nuestros pecados, ni mucho menos se sacrificó por nosotros, pensar esto es cómodo y absurdo. El esfuerzo, la intención y la entrega es vida, pero el sacrificio es esclavitud y manipulación. Pensar así te hace sentir culpable, y te libera de toda responsabilidad de tus acciones y errores, para dejarte paralizado y no poder aprender de ellos.
A Jesús lo condenaron a muerte por decir que todos somos hijos de Dios. Lo persiguieron y mataron por ser libre, por predicar el amor incondicional, por ser capaz de decir lo que sentía y pensaba, por predicar el respeto a la mujer, por proteger al débil y por cuidar de la madre tierra.
Que Dios está en todas partes y no hacen falta ni templos ni intermediarios. Lo puedes encontrar también dentro de ti.
Un ser consciente con presencia que promulgaba el amor hacia los demás como a sí mismo, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, dejando claro que si no te amas a ti mismo no tendrás capacidad suficiente para amar a los demás.
No era un sumiso que obedecía, era un revolucionario, desafió al sistema exponiendo a la iglesia como corrupta y a los dirigentes eclesiásticos y políticos como necios irresponsables .
Jesús promulgó que el reino de Dios estaba dentro de nosotros y que todo lo que él hacía lo podíamos hacer nosotros, que Yo Soy, pero tú también.
La misma élite que nos hace esclavos hoy, en su tiempo lo crucificó y cientos de años después lo convirtió en Dios para los mismos intereses de manipulación y dominio esclavizante.
Es así como hoy en día nos hacen culpables de su muerte, nos dicen que murió por nosotros, y que su sacrificio es ejemplo de vida. Utilizan su imagen crucificada, su cuerpo torturado y sangriento como imagen de dolor, muerte y sufrimiento. Esa imagen despiadada que asusta a los niños para hacerlos esclavos y que no tengan fe en ellos mimos, pero no nos muestran su imagen resucitada, luminosa y de amor infinito.
Portamos su imagen en el potro de tortura que lo mató y le tenemos devoción a la muerte, cuando él, en realidad, habló de inmortalidad, de que la muerte no existe, de que todos somos inmortales.
A Jesús le tenían miedo, puesto que era subversivo y peligroso para el orden establecido, y por eso lo mataron.
Ahora tenemos miedo a nuestra propia divinidad y lo volvemos a matar una y otra vez.
Olvidando que Jesús el Cristo esta vivo entre nosotros y debería de ser así como lo tengamos presente en nuestro corazón.
Si fuera necesario alguna imagen del Cristo, debería de ser la de un Cristo vivo y resplandeciente, ejemplo de vida y de amor.
«Buscad la verdad y la verdad os hará libres, mas no siervos.»Juan 8:31-38
Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a rezar, Jesús les dijo: “Tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio” (Mateo 6,6).
Pero este cuarto interior donde se hace referencia en repetidas ocasiones, no es otro que el interior de tu corazón, sin necesidad de intermediarios ni devociones externas que no hacen otra cosa que debilitarte y hacerte perder tu poder personal sagrado.
Jesús enseñó a mirar hacia dentro en un viaje de introspección buscando a dios dentro de uno mismo para así conocer la esencia divina que Yo Soy.
Jesús, el Cristo, nos dejó muchas enseñanzas que, aunque han sido unas manipuladas y otras escondidas, están dentro de ti para que las puedas encontrar, él es el maestro de nuestra tradición y de cualquiera que quiera mirar o escuchar, aunque Jesús dijo:
¿Es que tienen ojos, pero no ven, y oídos, pero no oyen? ¿Acaso no recuerdan? Marcos 8:18
Hay una enseñanza o mensaje de Jesús que puede salvarnos, unir a todos los seres humanos y traer el reino de dios a la tierra, traer la Paz en el mundo y hermanar a todo los seres humanos como una única humanidad. Es el mensaje más poderoso del Cristo, la razón principal por la que hizo el cuerpo de gloria y se iluminó resucitando en cuerpo y espíritu y ascendiendo a los cielos.
“AMA A TUS ENEMIGOS”.
La enseñanza más difícil de practicar, ese mensaje que hoy en día está oculto entre tanto dogma y superstición, y que hace que la vieja y oscura ley del Talión siga rigiendo el mundo: “ojo por ojo, diente por diente”.
Él nos dice que debemos amar a nuestros enemigos y lo deja bien claro en multitud de momentos en las sagradas escrituras.
“Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen”
Evangelio de Lucas 6, b27-
Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Pues si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?[a]
Evangelio de Mateo 5, 43-47
Cuando Jesús estaba en la cruz y lo estaban torturando hasta la muerte, no solo perdonó a sus verdugos, sino que los AMÓ.
Amad a vuestros enemigos, mirad hacia dentro y podréis descubrir que hay un enemigo cruel y despiadado como ningún otro, un enemigo que es capaz de torturarte toda tu vida sin compasión alguna, un enemigo que llevas dentro, tú mismo.
Empieza a ser tolerante y ámate de verdad, ya que esto será el aprendizaje que te permitirá amar a tus enemigos, a aquellos que te hacen daño.
El camino del corazón no es un camino fácil, ya que lo sencillo es odiar al que te hizo daño, pero sí es posible, se trata del camino del AMOR INCONDICIONAL que todo lo puede.
© Ray Gilabert