PREPÁRATE PARA LO IMPREVISIBLE

Nos dicen en sociedad que actuemos previendo el futuro. Que estemos preparados para lo que pueda venir. Bien sean vacas gordas o flacas, parece que un planteamiento dirigido a mantener en control nuestra vida es tratar de prepararnos para las previsiones del día de mañana.

Sin querer romper esta creencia para quien la tenga, sin duda podemos ir bastante más allá de ello.

En efecto, con un poco de perspectiva podemos comprobar cómo las previsiones del futuro no se cumplen o son superadas ampliamente por la realidad. Sin ir más lejos, a nadie se le hubiera ocurrido que el actual contexto de crisis económica y financiera pudiera ser una realidad cercana hace cuatro años, como tampoco somos capaces de dejar de sorprendernos con algunos de los acontecimientos que nos vamos encontrando a lo largo y ancho de nuestra vida.

De esta manera, podemos afirmar como mínimo que, sólo prepararnos para el futuro que prevemos, es tremendamente limitante.

Si nos ponemos a recordar, es muy posible que no nos cueste conectar con situaciones en las que estábamos esperando que ocurriera un acontecimiento concreto y, por estar esperándolo, nos hemos perdido otro u otros que estaban en el entorno en que nos encotrábamos. Seguramente, tampoco nos costará recordar aquella vez que alguien nos llamó la atención para que atendiésemos a una cosa que se nos estaba pasando desapercibida.

Cuántas veces nos evadimos de la realidad y atendemos a imaginaciones alejadas del aquí y ahora que estamos viviendo… Cuántas veces hemos podido centrarnos en una cosa y actuar como si ésta estuviera aislada del resto , como si una rueda no fuese parte del coche y del sistema de transporte de un país, así como también de la industria del caucho.

Es por esto, que conviene empezar a desarrollar, para el que no la tenga ya, una actitud de apertura y conexión con la realidad, que nos permita responder en tiempo real a lo que sea que se nos vaya presentando. De esta manera, iremos activos, impregando con nuevas respuestas las distintas situaciones en las que nos encontremos.

¿Cómo la meditación puede ayudarnos a prepararnos para lo imprevisible? ¿Cómo la conciencia del instante facilita que estemos abiertos y disponibles para dar respuesta a lo que sea que venga con las habilidades de que disponemos, mientras vamos más allá?

Aceptar que la vida es cambio, y que nuestro paso por este mundo es una oportunidad para jugar, apreciar la diversidad, investigar, aprender,curiosear… Es obligado si se quiere hacer del sufrimiento infructuoso un recuerdo lejano.

Y es que… estar activos y conscientes en nuestro día a día es, sin duda, la manera más efectiva de prepararnos para lo inesperado.

Esto es así porque lo inesperado no se anuncia, no se conoce. Lo inesperado llega, y si estamos presentes y sensibles, tendremos muchas más opciones de darle una respuesta adecuada a la realidad que estamos viviendo.

Como práctica:

Cerrar los ojos y sentarnos en una posición cómoda. Podemos iniciar el ejercicio con una meditación de YOSOY que hemos descrito en otros artículos del blog.

Transcurridos unos 10 minutos, o el tiempo necesario para acallar las voces/ imágenes/ sensaciones que nos pudieran llegar del inconsciente, podemos empezar a conectar con el entorno.

Para esto, abrimos los sentidos para recibir el entorno en el que nos encontramos. En primer lugar, nos abrimos a las sensaciones que recibimos a través de la piel: Aire que toca nuestra piel, roce de la ropa, sensación de respiración, temperatura, velocidad del viento si hay, etc.

Después, manteniendo estas sensaciones, pero atendiéndolas como un todo que nos llega a través de la piel, nos abrimos a los sonidos… De igual modo.

También, cuando estemos presentes en el entorno en que nos encontremos, notando sonidos y sensaciones de la piel, podemos notar olores, y después abrir los ojos, y con una mirada al frente con atención periférica, incrementar la sensación de estar presentes en la sala, o en el lugar en el que estemos meditando.

Realizado esto, podemos notarnos fluir con el resto del mundo que se encuentra a nuestro alrededor. Comprender cómo las sensaciones, los olores, los sonidos, la luz, etc. que llegan a nuestros sentidos, nos afectan, así como nosotros también afectarmos al entorno en que nos encontramos. Darnos cuenta de que nosotros también hacemos una diferencia en el entorno, por el hecho de estar allí. Darnos cuenta que estos sentires y sensaciones, desencadenan sentimientos y emociones.

Una vez conectados a la sensación de ser uno con un entorno, en el que nos influimos mutuamente, podemos mandarnos la orden al inconsciente de querer repetir este fluir, así como estos sentimientos y emociones, no solo en meditación, si no en nuestra vida cotidiana.

© Andres Roca

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