Las cuatro flechas
1- Construyete un arco y cuatro flechas.
2- Sube a una montaña con la atención fija en lo que quieras pedir al Gran Espíritu.
3- Lanza tu petición a las cuatro direcciones con cada una de las flechas.
4- Ten la confianza de que te escuchan y obtendrás respuesta.
Fácil, verdad? Ahora viene lo difícil(que ya somos mayores). Que si no sé como se construye el arco (venga que no es para cazar jabalís). Que si me da corte porque en la montaña hay un grupo de senderistas y se van a quedar flipaos(eso se pasa cuando comprendes que estás haciendo un Juego Sagrado); que si no sé a qué montaña subir, que si eso son tonterías, que si hace frío…
Pues resulta que es bien sencillo y las cosas más sencillas son las que mejor funcionan. Los trabajos chamánicos tienen que serlo por fuerza porque trabajan desde la intención-intuición-emoción y no desde la mente. Por eso somos niños cuando salimos a hacer algún trabajo chamánico porque es la única manera de que la cabeza se quede en casa.
Cuanto menos juzgemos lo que hacemos más probabilidad de liberar el inconsciente. Yo juego constantemente a hacer el indio. No me preocupo de si me miran como tampoco me preocupo del resultado(importante desapegarse de él en cuanto termines el juego). El arco lo puedes guardar para otra ocasión o para ponerlo sobre la chimenea junto con otros trofeos, a saber: una canica de la amistad recuperada del altar del temazcal efímero, una cinta de color rojo por la disculpa aceptada, un cascabel por aprender a escuchar…
Así que coges un palo medianamente flexible y le atas una cuerda, más corta que el palo para que al tensar quede con forma de…arco! Y ya tienes tu arma contra la indecisión (en caso de colapso creativo pedir ayuda a un niño).
Puedes encontrar este juego y otros en mi libro “pequeños chamanes” ed. Mandala.
© Oscar Espadero
