AQUÍ-AHORA

Hay mucha literatura relacionada con el vivir el aquí y el ahora, sin embargo mucho se ha hablado sobre el ahora… Y poco sobre el aquí.

Y aún cuando esto sea cierto, no nos resistimos a dar un pequeño apunte sobre el ahora para ayudar a disolver algún error frecuente. Y es que observamos bastante confusión en qué significa vivir el ahora. Al comienzo hay quien entiende que vivir el ahora es vivir sin tener en cuenta pasado o futuro. Que se trata de un vínculo con el presente similar al que viven los animales. Una manera de vivir impredecible y reactiva que parece que nos priva de la natural y humana conexión con la imaginación y el recuerdo. En vez de hacernos seres más evolucionados, nos hace seres más básicos. Esta manera de vivir el ahora nos hace vivir más en el momento presente, pero nos hace renunciar al resto de nuestro mundo interior, que es mucho más que el ahora, y ese es uno de los peligros en los que puede caer quien comienza. Este planteamiento en lugar de ampliar nuestra conciencia, hace por que nos olvidemos de todo aquello que no sea lo que está ocurriendo.

Sin embargo, concentrarse en la atención mientras la vida está ocurriendo… Es una manera bien distinta de vivir el ahora. Esta segunda hace del tiempo un elemento secundario, atendiendo desde el centro a la atención en lo que está ocurriendo. Si te paras, y mientras miras la pantalla te das cuenta de que la estás mirando. Si vuelves en ti y miras desde el centro, estando vinculado al instante, notarás que puedes conectar con lo que lees, sin perder la conexión con tu vida como un todo.

Y es que hay muchas personas que tienen dificultades para conectar con el ahora. Esto ocurre en esta sociedad de hoy que construye poniendo en el mañana lo necesario para que el ahora sea completo. Pedirnos que seamos conscientes del momento, cuando se nos exige que llevemos nuestra atención a lo que tenemos pendiente, es intentar el triángulo de cuatro lados. Por esto, conviene enfocarlo desde otra perspectiva.

Que sea este artículo una oportunidad para hablar del aquí.

Si quieres puedes hacer una pausa y notar el espacio que hay ahora alrededor tuyo. Para ello, tendrás que conectar con el cuerpo y sus sensaciones. Pasamos por la vida de manera difusa centrados en el tiempo, o mejor dicho, en la representación mental que del tiempo hacemos. Esta manera de enfocarnos nos desconecta de la realidad y nos lleva a vivir una vida de menor calidad, sin que nos demos cuenta.

Por esto, para ayudarnos a cortocircuitar este modo de pensamiento, vamos a hablar del espacio. Darnos cuenta que entre una tarea y otra y, aún dentro de cada actividad que realizamos, no hay solo tiempo, sino también hay espacio. Hay espacios de sensaciones, de emociones, de vivencias…

Podemos contrarrestar el hábito empezando a sentir el espacio, y las vivencias asociadas a éste.

Por ejemplo, ahora puedes estar sentado leyendo este artículo y sentir el espacio que hay alrededor tuyo. La habitación y sus detalles, los cambios en la presión del aire, su movimiento y temperatura… las emociones que se viven a tu alrededor y percibes a través de los sentidos… Y de esta manera, poco a poco al ir entrando cada vez más en el espacio, puedes notar cómo el tiempo se va alargando, notando cómo según vas cambiando tu manera de atender, ampliando el espacio a tu alrededor, hay mucho más tiempo disponible en la realidad para apreciar.

Para un niño una tarde es una eternidad, una enormidad que llenar de actividades en las que vivir a través del cuerpo.

Cómo entrar poco a poco en la inmensidad que existe en cada minuto, cómo hacer que nuestro tiempo y nuestra vida se alarguen expandiendo nuestro ser en el espacio que nos rodea, es la mejor manera de darnos cuenta que hay campo de desarrollo hasta que alcancemos el que parece límite en el que el todo coincide con la eternidad.

Hay espacio en el espacio, y los detalles de nuestro entorno se pueden notar con la piel y las sensaciones. De pronto, cada instante se justifica por sí sólo, y lo que nos ocurre es accesorio mientras la enorme vida llena nuestros circuitos de palpitaciones. De esta manera, sólo queda la atención que nos amplía en el espacio, acercándonos cada vez más al potencial disfrute del infinito néctar del tiempo.

Práctica:

Como práctica proponemos que, al igual que en otras ocasiones vayas a un lugar en el que puedas estar tranquilo/a, de manera que puedas disfrutar del tiempo de la práctica sin interrupciones.

Para comenzar puedes realizar tres o cuatro respiraciones completas y, posteriormente cerrar los ojos y mantener la atención en la respiración (entrada y salida del aire).

Puedes practicar la respiración al vientre, estilo ZEN, como ya hemos descrito en otro artículo del blog. Y practicar este tipo de respiración durante 10-15 min.

Una vez logres mantener la atención en la respiración sin distracción, puedes abrir los ojos y empezar a notar el entorno de la habitación en la que te encuentras. De esta manera, empezar a expandirte desde tu cuerpo a tu alrededor. Notar los límites del lugar.

Es posible que en el proceso aparezcan distintas sensaciones en tu cuerpo, si es así no pasa nada, es parte de lo que puede ocurrir.

Si tienes un reloj de estos que hacen tic-tac cerca, podrás notar cómo puedes sentir el espacio que se abre entre los segundos también, y notar que en el tiempo se viven experiencias en el espacio.

Al tiempo que te expandes, puedes poner la intención en hacer eso mismo en otros lugares de tu vida ordinaria. Un compromiso que irá ganando en fortaleza conforme vayas profundizando en esta meditación.

© Andres Roca

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